Sobre la adaptación de los receptores.

Ya he escrito sobre seis principios mágicos que dan respuesta a cualquier pregunta sobre la organización del entrenamiento: supercompensación, sobrecarga, especificidad, periodización, reversibilidad e individualidad. Sobre el hecho de que responden CUALQUIER pregunta, no escribí con un eslogan: realmente lo es. Como alguien dijo, «Comprender los principios te libera de conocer muchos hechos». Creo que es necesario agregar un principio más: la sensibilidad cambia. Antes de explicar de qué estoy hablando, permítame recordarle cómo ocurren estos o esos cambios adaptativos como resultado del entrenamiento. El esquema es simple: acción (acción) – reacción (respuesta). Así es como funciona todo en el cuerpo, todos los procesos. Para mayor precisión, introduciremos un elemento más: recepción, es decir, percepción (del latín receptio – aceptación, recepción).

Ya he escrito sobre seis principios mágicos que dan respuesta a cualquier pregunta sobre la organización del entrenamiento: supercompensación, sobrecarga, especificidad, periodización, reversibilidad e individualidad. Sobre el hecho de que responden CUALQUIER pregunta, no escribí con un eslogan: realmente lo es. Como alguien dijo, «Comprender los principios te libera de conocer muchos hechos».

Creo que es necesario agregar un principio más: la sensibilidad cambia. Antes de explicar de qué estoy hablando, permítame recordarle cómo ocurren estos o esos cambios adaptativos como resultado del entrenamiento. El esquema es simple: acción (acción) – reacción (respuesta). Así es como funciona todo en el cuerpo, todos los procesos. Para mayor precisión, introduciremos un elemento más: recepción, es decir, percepción (del latín receptio – aceptación, recepción). Entonces el esquema se verá así: impacto – percepción – respuesta.

Cualquier cosa puede influir en factores (acciones): ondas de luz y sonido, impacto mecánico, productos químicos. Las sustancias químicas, a su vez, pueden ser sustancias sintetizadas por el propio organismo (hormonas, neurotransmisores, feromonas), ingeridas con los alimentos (los denominados factores dietéticos, como la glucosa) o formadas como resultado del metabolismo (factores metabólicos).

La recepción (percepción) se lleva a cabo, lo adivinaste, por receptores. Un receptor, en términos técnicos, es un sensor. Este elemento de nuestras células percibe la influencia de un factor de señalización y enciende la reacción correspondiente: se genera un impulso nervioso, cambia la propiedad de la membrana celular, se inicia la síntesis de determinadas proteínas, etc.

Entonces, cualquier habilidad desarrollada como resultado de la formación es consecuencia de estos procesos: impacto – percepción – respuesta. Tomemos como ejemplo el crecimiento muscular. La razón es un aumento en la tasa de síntesis de proteínas miofibrilares en las células musculares después del ejercicio. Varios factores sirven para influir en las células: carga mecánica de una fuerza externa que actúa sobre el músculo (por ejemplo, el peso de una carga), metabolitos resultantes de reacciones químicas de suministro de energía para superar esta carga (creatina libre, iones de hidrógeno), hormonas anabólicas que aumentan durante y después de un entrenamiento potente (testosterona, hormona del crecimiento) o después de una comida (insulina). Todas estas influencias son percibidas por los correspondientes receptores ubicados tanto en la membrana como en el interior de la célula, lo que provoca cadenas de reacciones bioquímicas muy complejas, cuyo resultado final es un aumento en la tasa de síntesis de proteínas miofibrilares. (No discutiré aquí la prioridad de estos factores y la probabilidad de su acción. Solo el papel de la acción mecánica como estímulo para la hipertrofia ha sido probado de manera confiable, con respecto al resto, metabólico y hormonal, iniciado por el ejercicio, no hay consenso en la comunidad científica).